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domingo, 2 de enero de 2011

Eileen


A las seis y media me llamaron para que bajara a cenar. No pude contestar favorablemente a las atentas preguntas que me hicieron y en las cuales tuve la satisfacción de distinguir el interés especial del señor  Balthasar. Jade no había mejorado nada; al oírlo, las hermanas repitieron tres o cuatro veces cuánto lo lamentaban, lo horrible que era tener un mal resfriado y lo que a ellas les molestaba estar enfermas. Después ya no se ocuparon más del asunto. Y su indiferencia hacia Jane, volvió a despertar en mí la antipatía que en principio había sentido por ellas.
En realidad, era a Balthasar al único del grupo que veía con agrado. Su preocupación por Jade era evidente, y las atenciones que tenía conmigo era lo que evitaba que me sintiese como una intrusa, que era como los demás me consideraban. Sólo él parecía darse cuenta de mi presencia. El Señor Hurst, que estaba sentado a mi lado, era un hombre indolente que no vivía más que para comer, beber y jugar a las cartas. Cuando supo que prefería un plato sencillo a un ragout, ya no tuvo nada de qué hablar conmigo. Cuando acabó la cena, volví inmediatamente junto a Jade.


Damian


Nada más salir del comedor Eileen, la señorita Candie empezó a criticarla.
––Sus modales eran, en efecto, pésimos, una mezcla de orgullo e impertinencia; no tenía conversación, ni estilo, ni gusto, ni belleza.
                 La señora Hurst opinaba lo mismo y añadió:
––En resumen, lo único que se puede decir de ella es que es una excelente caminante. Jamás olvidaré cómo apareció esta mañana. Realmente parecía medio salvaje.
––En efecto, Louisa. Cuando la vi, casi no pude contenerme. ¡Qué insensatez venir hasta aquí! ¿Qué necesidad había de que corriese por los campos sólo porque su hermana tiene un resfriado? ¡Cómo traía los cabellos, tan despeinados, tan desaliñados!
––Sí. ¡Y las enaguas! ¡Si las hubieseis visto! Con más de una cuarta de barro. Y el abrigo que se había puesto para taparlas, desde luego, no cumplía su cometido.
––Tu retrato puede que sea muy exacto, Louisa ––dijo Balthasar––, pero todo eso a mí me pasó inadvertido. Creo que la señorita Eileen Bennet tenía un aspecto inmejorable al entrar en el salón esta mañana. Casi no me di cuenta de que llevaba las faldas sucias.
––Estoy segura de que usted sí que se fijó, señor Damien ––dijo la señorita Lalie––; y me figuro que no le gustaría que su hermana diese semejante espectáculo.
––Claro que no.
––¡Caminar tres millas, o cuatro, o cinco, o las que sean, con el barro hasta los tobillos y sola, completamente sola! ¿Qué querría dar a entender? Para mí, eso demuestra una abominable independencia y presunción, y una indiferencia por el decoro propio de la gente del campo.
––Lo que demuestra es un apreciable cariño por su hermana ––dijo Balthasar
––Me temo, señor Damien ––observó la señorita Candie a media voz––, que esta aventura habrá afectado bastante la admiración que sentía usted por sus bellos ojos.
––En absoluto ––respondí––; con el ejercicio se le pusieron aún más brillantes.
A esta intervención siguió una breve pausa, y la señora Hurst empezó de nuevo.
––Le tengo gran estima a Jade Bennet, es en verdad una muchacha encantadora, y desearía con todo mi corazón que tuviese mucha suerte. Pero con semejantes padres y con parientes de tan poca clase, me temo que no va a tener muchas oportunidades.
––Creo que te he oído decir que su tío es abogado en Meryton.
––Sí, y tiene otro que vive en algún sitio cerca de Cheapside.
–– ¡Colosal! –– añadió su hermana. Y las dos se echaron a reír a carcajadas. ––
––Aunque todo Cheapside estuviese lleno de tíos suyos ––exclamó Balthasar––, no por ello serían las Bennet menos agradables.
––Pero les disminuirá las posibilidades de casarse con hombres que figuren algo en el mundo ––respondí
Balthasar no hizo ningún comentario a mi observación. Pero sus hermanas asintieron encantadas, y estuvieron un rato divirtiéndose a costa de los vulgares parientes de su querida amiga.



Eileen


 Jade se encontraba todavía muy mal, y no la dejaría hasta más tarde, cuando se quedó tranquila al ver que estaba dormida, y entonces me pareció que debía ir abajo, aunque no me apeteciese nada. Al entrar en el salón los encontré a todos jugando alloo, e inmediatamente me invitaron a que les acompañase. Pero, temiendo que estuviesen jugando fuerte, no acepte, y, utilizando a mi hermana como excusa, dije que me entretendría con un libro durante el poco tiempo que podría permanecer abajo. El señor Hurst me miró con asombro.
–– ¿Prefieres leer a jugar?––me dijo––. Es muy extraño.
––La señorita Eileen Bennet ––dijo la señorita Lalie–– desprecia las cartas. Es una gran lectora y no encuentra placer en nada más.
––No merezco ni ese elogio ni esa censura–– exclame––. No soy una gran lectora y encuentro placer en muchas cosas.
––Como, por ejemplo, en cuidar a su hermana ––intervino Balthasar––, y espero que ese placer aumente cuando la vea completamente repuesta.
Se lo agradecí de corazón y me dirigí a una mesa donde había varios libros. Él se ofreció al instante para ir a buscar otros, todos los que hubiese en su biblioteca.
––Desearía que mi colección fuese mayor para beneficio suyo y para mi propio prestigio; pero soy un hombre perezoso, y aunque no tengo muchos libros, tengo más de los que pueda llegar a leer.
Le asegure que con los que había en la habitación tenía de sobra
––Me extraña ––dijo la señorita Lalie–– que mi padre haya dejado una colección de libros tan pequeña. ¡Qué estupenda biblioteca tiene usted en Pemberley, señor Damien!
––Tiene que ser buena ––contestó––; es obra de muchas generaciones.
––Y además usted la ha aumentado considerablemente; siempre está comprando libros.
––No puedo comprender que se descuide la biblioteca de una familia en tiempos como éstos.
–– ¡Descuidar! Estoy segura de que usted no descuida nada que se refiera a aumentar la belleza de ese noble lugar.
No tarde en abandonar el libro, me acerque a la mesa de juego y me colocó entre Balthasar y su hermana mayor para observar la partida.
–– ¿Ha crecido la señorita Angela desde la primavera? ––Preguntó la señorita Candie––. ¿Será ya tan alta como yo?
––Creo que sí. Ahora será de la estatura de la señorita Eileen Bennet, o más alta.
–– ¡Qué ganas tengo de volver a verla! Nunca he conocido a nadie que me guste tanto. ¡Qué figura, qué modales y qué talento para su edad! Toca el piano de un modo exquisito.
––Me asombra ––dijo Balthasar–– que las jóvenes tengan tanta paciencia para aprender tanto, y lleguen a ser tan perfectas como lo son todas.
–– ¡Todas las jóvenes perfectas! Mi querido Balthasar, ¿qué dices?
––Sí, todas. Todas pintan, forran biombos y hacen bolsitas de malla. No conozco a ninguna que no sepa hacer todas estas cosas, y nunca he oído hablar de una damita por primera vez sin que se me informara de que era perfecta.
––Tu lista de lo que abarcan comúnmente esas perfecciones ––dijo Damien–– tiene mucho de verdad. El adjetivo se aplica a mujeres cuyos conocimientos no son otros que hacer bolsos de malla o forrar biombos. Pero disto mucho de estar de acuerdo contigo en lo que se refiere a tu estimación de las damas en general. De todas las que he conocido, no puedo alardear de conocer más que a una media docena que sean realmente perfectas.
––Ni yo, desde luego ––dijo la señorita Lalie.
––Entonces me observó–– debe ser que su concepto de la mujer perfecta es muy exigente.
––Sí, es muy exigente.
–– ¡Oh, desde luego! –– Exclamó su fiel colaboradora––. Nadie puede estimarse realmente perfecto sino sobrepasa en mucho lo que se encuentra normalmente. Una mujer debe tener un conocimiento profundo de música, canto, dibujo, baile y lenguas modernas. Y además de todo esto, debe poseer un algo especial en su aire y manera de andar, en el tono de su voz, en su trato y modo de expresarse; pues de lo contrario no merecería el calificativo más que a medias.
––Debe poseer todo esto ––agregó Damien––, y a ello hay que añadir algo más sustancial en el desarrollo de su inteligencia por medio de abundantes lecturas.
––No me sorprende ahora que conozca sólo a seis mujeres perfectas. Lo que me extraña es que conozca a alguna.
–– ¿Tan severa es usted con su propio sexo que duda de que esto sea posible?
––Yo nunca he visto una mujer así. Nunca he visto tanta capacidad, tanto gusto, tanta aplicación y tanta elegancia juntas como usted describe


Damien




––Elizabeth ––dijo la señorita Candie cuando la puerta se hubo cerrado tras ella–– es una de esas muchachas que tratan de hacerse agradables al sexo opuesto desacreditando al suyo propio; no diré que no dé resultado con muchos hombres, pero en mi opinión es un truco vil, una mala maña.
––Indudablemente ––respondí–– hay vileza en todas las artes que las damas a veces se rebajan a emplear para cautivar a los hombres. Todo lo que tenga algo que ver con la astucia es despreciable.
La señorita Candie no quedó lo bastante satisfecha con la respuesta como para continuar con el tema. Eileen se reunió de nuevo con nosotros sólo para decirnos que su hermana estaba peor y que no podía dejarla. Balthasar decidió enviar a alguien a buscar inmediatamente al doctor Jones; mientras que sus hermanas, convencidas de que la asistencia médica en el campo no servía para nada, propusieron enviar a alguien a la capital para que trajese a uno de los más eminentes doctores. Eileen no quiso ni oír hablar de esto último, pero no se oponía a que se hiciese lo que decía el hermano. De manera que se acordó mandar a buscar al doctor Jones temprano a la mañana siguiente si Jade no se encontraba mejor. Balthasar estaba bastante preocupado y sus hermanas estaban muy afligidas. Sin embargo, más tarde se consolaron cantando unos dúos, mientras Balthasar no podía encontrar mejor alivio a su preocupación que dar órdenes a su ama de llaves para que se prestase toda atención posible a la enferma y a su hermana.






viernes, 1 de enero de 2010

Capitulo IV

Primero esta narrado por Damien&luego por Eileen.


-La señorita Eileen es encantadora.

-¡La señorita Eileen! ¿Desde cuando esta interesado en ella?
-Esa es la pregunta que me ago siempre. ¿Desde cuando? Supongo que he de estar enamorado. Y como todo enamorado quiere casarse.
-Si lo dice tan en serio creeré que le va a pedir matrimonio pronto. Tendrá usted una suegra encantadora.






El criado traía una nota para mi hermana Jade. A mi madre le brillaban los ojos porque creía que era el señor Balthasar.
-Bien, Jade, ¿de quién es?, ¿de qué se trata?, ¿qué dice? Date prisa y dinos, date prisa, cariño.
-Es de la señorita Cadie- dijo Jade, y entonces leyó en voz alta:


«Mi querida amiga: Si tienes compasión de nosotras, ven a cenar hoy con Lalie y conmigo, si no, estaremos en peligro de odiarnos la una a la otra el resto de nuestras vidas, porque dos mujeres juntas todo el día no pueden acabar sin pelearse. Ven tan pronto como te sea posible, después de recibir esta nota.
Saludos, Candie.»


-¿Puedo llevar el carruaje? -preguntó Jade
-No, querida; es mejor que vayas a caballo, porque parece que va a llover y así tendrás que quedarte a pasar la noche.
-Sería un buen plan -dije-, si estuvieras segura de que no se van a ofrecer para traerla a casa.
-No tienen caballos propios.
-Preferiría ir en el carruaje.
-No querida, te vas en caballo.
Jade se vio obligada a ir a caballo. Mi madre la acompañó hasta la puerta pronosticando muy contenta un día pésimo. Sus esperanzas se cumplieron; no hacía mucho que se había ido Jade, cuando empezó a llover a cántaros. Nosotros nos quedamos intranquilas por ella, pero mi madre estaba encantada. No paró de llover en toda la tarde; era obvio que Jade no podría volver...
-Verdaderamente, tuve una idea muy acertada -repetía mi madre.
Sin embargo, hasta la mañana siguiente no supo nada del resultado de su oportuna estrategia. Apenas había acabado de desayunar cuando un criado trajo una carta para mi:




«Mi querida Ei:


No me encuentro muy bien esta mañana, lo que, supongo, se debe a que ayer llegue calada hasta los huesos. Mis amables amigas no quieren ni oírme hablar de volver a casa hasta que no esté mejor. Insisten en que me vea el señor Jack; por lo tanto, no os alarméis si os enteráis de que ha venido a visitarme. No tengo nada más que dolor de garganta y dolor de cabeza. Tuya siempre, Jade.»




-Bien, querida -dijo mi padre, una vez que haya leído la nota en alto-, si Jade contrajera una enfermedad peligrosa o se muriese sería un consuelo saber que todo fue por conseguir al señor Balthasar y bajo tus órdenes.
-¡Oh! No tengo miedo de que se muera. La gente no se muere por pequeños resfriados sin importancia. Tendrá buenos cuidados. Mientras esté allí todo irá de maravilla. Iría a verla, si pudiese disponer del coche.
Yo estaba verdaderamente preocupada, tome la determinación de ir a verla. Como no podía disponer del carruaje y no era buena amazona, caminar era mi única alternativa. Y declare mi decisión.
-¿Cómo puedes ser tan tonta? exclamó mi madre-. ¿Cómo se te puede ocurrir tal cosa? ¡Con el barro que hay! ¡Llegarías hecha una facha, no estarías presentable!
-Estaría presentable para ver a Jane que es todo lo que yo deseo. No me importa caminar. No hay distancias cuando se tiene un motivo. Son sólo tres millas. Estaré de vuelta a la hora de cenar.
Deriji mi camino sola. Cruze campo tras campo a paso ligero, salte cercas y sortee charcos con impaciencia hasta que por fin me encontré ante la casa, con los tobillos empapados, las medias sucias y el rostro encendido por el ejercicio.
Me hisieron pasar al comedor donde estaban todos reunidos menos Jade, y donde mi presencia causó gran sorpresa. La señorita Candie les parecía increíble que hubiese caminado tres millas sola, tan temprano y con un tiempo tan espantoso. Me recibieron con mucha cortesía. El señor Damien hablo muy poco.
Jade había dormido mal, y, aunque se había levantado, tenía mucha fiebre y no estaba en condiciones de salir de su habitación. Yo me alegre al verla inmediatamente; Jade se alegro muchisimo al verme entrar. Cuando la señorita Candie nos dejó solas, no pudo formular más que gratitud por la extraordinaria amabilidad con que la trataban en aquella casa.
Me ofrecieron que me quedase con ellos, yo muy gustoso acepte. Y enviaron a un criado para buscarme ropa y avisarles a mi familia que me quedaba.


¡FELIZ AÑO NUEVO! Chicas que la pasen bien en este año, que todas sus metas&sueños se puedan cumplir(: Que Dios las colme de bendiciones, que todos sus deseos se hagan realidad. Su amiga; Nina<3

martes, 29 de diciembre de 2009

Capitulo III

¡Hey! La primera es narrado por Eileen&la otra por Damien*-*

La familia Lodge visito nuestra casa, un día después del baile.
-Camellia, tu fuiste la primera que bailo con el señor Balthasar. Ese es muy buen paso, señorita- dijo mi madre tratando de parecer amable.
-Sí, pero pareció gustarle más la segunda- miro a mi hermana.
-¡Oh! Te refieres a Jade, supongo, porque bailó con ella varias veces. Sí, parece que le gustó; sí, creo que sí.
-¿Sabéis? El señor Rafael le pregunto al señor Balthasar. ¿Cuales las muchachas del pueblo le pareció mas encantadora? Su respuesta a esta pregunta fue inmediata: «La mayor de las Butcher, sin duda.»
-¡No me digas!
-Lo que yo oí fue mejor que lo que oíste tú, ¿verdad, Eileen? ––dijo Camellia––. Merece más la pena oír al señor Balthasar que al señor Damien, ¿no crees? ¡Pobre Ei! Decir sólo: «No está mal. »
-Es un hombre tan desagradable que la desgracia sería gustarle.
-La señorita Barbara me dijo- comento Jade-, que el no suele ser así con sus amistades intimas.
-No me creo una palabra, querida.
-Yo que tú, Ei -agregó mi madre-, no bailaría con él nunca.
-Creo, mamá, que puedo prometerte que nunca bailaré con él.
-El hombre es muy orgulloso-comento la señora Lakins-, claro. No va ser orgulloso, tiene fortuna, dinero y sobretodo es guapo.
-Es muy cierto -replique-, podría perdonarle fácilmente su orgullo si no hubiese mortificado el mío.
-A Balthasar le gusta tu hermana, indudablemente; pero si ella no le ayuda, la cosa no pasará de ahí- me dijo cuando salíamos al jardín.
-¡Claro que le ayuda! Ella le ayuda tanto como se lo permite su forma de ser. Si yo puedo notar su cariño hacia él, él, desde luego, sería tonto si no lo descubriese.
-Recuerda, Ei. Que el no conoce a Jade como tu la conoces a ella.


Al principio, apenas me digne admitir que era bonita; no había demostrado ninguna admiración por ella en el baile; y la siguiente vez que nos vimos, yo sólo me fije en ella para criticarla. Pero tan pronto como deje claro ante mí mismo y ante mis amigos que los rasgos de su cara apenas me gustaban, empece a darme cuenta de que la bella expresión de sus ojos oscuros le daban un aire de extraordinaria inteligencia. Su figura era grácil y esbelta; Me sentía atraído por su naturalidad y alegría.
Empece a querer conocerla mejor.
-¿Que querrá el señor Damien?-pregunto Camellia.
-Es una pregunta que el solo puede contestar.
Después entramos, escuchamos cantar, tocar el piano y bailar...
Eileen se acercaba.
-Mi querida señorita Ei, ¿por qué no está bailando? Señor Damien, permítame que le presente a esta joven que puede ser una excelente pareja. Estoy seguro de que no puede negarse a bailar cuando tiene ante usted tanta belleza.
Tomó a Eileen de la mano con la intención de pasármela; quien, aunque extremadamente sorprendido, no iba a rechazarla; pero Eileen le volvió la espalda y le dijo a sir William un tanto desconcertada:
-De veras, señor, no tenía la menor intención de bailar.
Con toda corrección le pedí que le concediese el honor de bailar conmigo, pero fue en vano. Eileen estaba decidida.
Eileen me miró con coquetería y se retiró. Mi mente estaba ocupada en cosas agradables. Estaba meditando sobre el gran placer que pueden causar un par de ojos bonitos en el rostro de una mujer hermosa.



Volví a subir (: es un récord, dos capítulos en un día xdd' Soljade estoy de acuerdo contigo U_U a quien no le gustaa socializar? xdd' bueno, a el xdd... Espero que les gustee


Capitulo II

¡Hola! ¿Como están? Quería decirles que la primera parte esta narrada por Eileen&la segunda parte esta narrada por Damien (:


Cuando Jade y yo nos quedamos solas ella no aguanto mas para elogiar a Balthasar.
-Es sensato, alegre, con sentido del humor; nunca había visto un hombre tan encantador-dijo ella.
-Y no te olvides, que también es guapo- replique.
-Me sentí alagada cuando me saco a bailar por segunda vez. No esperaba semejante cumplido.
-¿No te lo esperabas? Yo sí. Ésa es la gran diferencia entre nosotras. A ti los cumplidos siempre te cogen de sorpresa, a mí, nunca. Era lo más natural que te sacase a bailar por segunda vez eres hermosa. No pudo pasarle inadvertido que eras mil veces más guapa que todas las demás mujeres que había en el salón. No digas que es galán por sacarte a bailar tantas veces. Bien, la verdad es que es muy agradable, apruebo que te guste. Te han gustado muchas personas estúpidas.
-¡Ei, cállate!- se rió.
-¡Oh! Sabes perfectamente que tienes cierta tendencia a que te guste toda la gente. Nunca ves un defecto en nadie. Todo el mundo es bueno y agradable a tus ojos. Nunca te he oído hablar mal de un ser humano en mi vida. Bueno, si un día... ¡A no tu no eras! ¡Eres demasiada buena para cualquier hombre!- le regale una sonrisa.
-¡Cállate, Ei!
-Sabes que es verdad.
-Si, pero es que no me gusta juzgar a la gente, a mi no me tiene que importar lo que hagan y dejen de hacer los demás. No me sienta esa forma de ser.
-Ya lo se; quedarse con lo bueno de cada uno, mejorarlo aun, y no decir nada de lo malo, eso sólo lo haces tú. ¿Y que tal sus acompañantes?
-Sus hermanas querrás decir.
-Bueno, ellas. ¿Que tal son? ¿Son iguales que su hermano o son odiosas como Damien?
-Cuando charlas con ellas son muy amables.




Entre Balthasar y yo existía una firme amistad a pesar de tener caracteres tan opuestos. Balthasar había ganado mi simpatía por su temperamento abierto y por su naturalidad, Balthasar confiaba plenamente en mi, así como en su buen criterio. Me entendía como nadie. Yo era mucho más inteligente que el, pero no significa que fuese tonto. Era al mismo tiempo arrogante, reservado y quisquilloso, y aunque era muy educado. En lo que a esto respecta mi amigo tenía toda la ventaja, Balthasar estaba seguro de caer bien dondequiera que fuese, sin embargo yo siempre soy ofensivo.


















Hahahahaha... Damien no es malo U_U solo que n le gusta casi socializar U_U xdd' &no lo odien :D hahahha... &Soljade yo no deje la otra historia U_U Un beso con sabor a beso*-* Sono muy tonto-.-'




domingo, 27 de diciembre de 2009

Capitulo I

Entro un hombre apuesto por la puerta, tenia aspecto de caballero. Venia acompañado por dos mujeres hermosas, y de indudable elegancia. Una de las mujeres venia agarrada del brazo con un hombre que casi no tenia aspecto de caballero; Pero fue su amigo, o no se. Quien obtuvo toda mi atención, era un hombre alto, de bonitas facciones y de porte aristocrático. Las personas declaraban que era un hombre que tenia mucha clase; También decían que era mas guapo que Balthasar. No tenia la mas mínima idea de quien era aquel desconocido. Pero decían que se llamaba Damien. Lo admire durante casi la mitad del baile, hasta que cruce algunas palabras con el y era sumamente orgulloso, pretendía estar por encima de todos. Era odioso. 
El señor Balthasar bailo toda la noche con Jade, mi hermana. ¡Que diferencia entre el y Damien! El señor Damien solo bailo dos veces, una con la señora Halcraft y otro con una de las acompañantes del señor Balthasar. 
No pude evitar oir la conversacion del Señor Balthasar y Damien. 
-Damien-Dijo- tienes que bailar. Ven. 
-No puedo todas las mujeres que se encuentran aquí son todas feas. Excepto tus queridas hermanas y la muchacha con la que has bailado.
-Oh. ¡Ella es lo mas hermoso que he visto en esta tierra! Pero justo a unas cuantas sillas se encuentra Eileen.
-¡Quien diablos es Eileen? 
-La hermana de mi querida Jade. 
Me miro por un momento, hasta que nuestras miradas se cruzaron el aparto su mirada y dijo: No esta mal. Ve y baila con tu querida Jade. Porque si no vas tu voy yo. 
El señor Balthasar fue para que mi hermana y yo me quede sentada quieta. 
En resumidas cuentas, la velada transcurrió agradablemente para toda mi familia. El señor Balthasar había bailado con mi hermana toda la noche. Yo se alegraba por Jade. Llegamos a la casa. Nuestro padre nos pregunto como nos fue y mi madre le contó todo. 
-El señor Damien es el hombre más desagradable y horrible que existe, y no merece las simpatías de nadie. Es tan estirado y tan engreído que no hay forma de soportarle. No hacía más que pasearse de un lado para otro como un pavo real. Ni siquiera es lo bastante guapo para que merezca la pena bailar con él. Me habría gustado que hubieses estado allí y que le hubieses dado una buena lección. Le detesto-Dijo mi madre.








Bueno, espero que les guste xdd me cree un bloog : X no tenia nada que hacer U_U &se me ocurrió hacerme este bloog xdd' ni tdavia se como se llama la historia U_U